Pablo Caracol no es más que otro ilustrador conceptual es busca de aquellas metáforas visuales que quedaron huérfanas, aquellas que todavía no encontraron cobijo en algún otro pincel, aquellas que por descuido quedaron olvidadas por sus referentes y compañeros. Y en esa labor de rascarle guiños lo cotidiano, Pablo gasta las horas y las páginas de su cuaderno, intentando hacer magia con las migajas. Migajas las cuales, para su sorpresa, guardan espacios mucho más amplios de los que uno desde fuera pudiera imaginar.

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Pablo Caracol, labra su camino entre el ámbito de la prensa, las portadas de libro, la cartelería o el álbum ilustrado, dejando a su paso este fino rastro de migas como una invitación para todo aquel que quiera acompañarle, eso si, quedáis advertidos de que al final del camino no encontraréis ninguna casa de chocolate, tan solo más camino.

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Con cada imagen, Pablo intenta poner en valor lo intangible, crear un punto de convergencia, un diálogo abierto, pero sobre todo, intenta demostrar la capacidad discursiva que se genera entre el encuentro de la imagen y la palabra.

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La ilustración es precisamente eso, lo que no tiene forma, la tercera persona, es el puente invisible que une estas dos orillas (texto e imagen). Como diría Munari, la ilustración debe fomentar una mentalidad elástica para acostumbrar al individuo a pensar, a imaginar, a cuestionar y a ser creativo; en definitiva: "Suspender y maravillar, esa es la misión”.