Maite Maset
La obra artística de Maite Maset surge en el contexto de la contemporaneidad hipermoderna y globalizada. La autora utiliza símbolos e imágenes extraídas de la esfera del consumo, seleccionando representaciones de objetos cotidianos, domésticos y prosaicos, pero con una fuerte carga simbólica. Estos elementos se colocan en un espacio neutro, se descontextualizan y, mediante un proceso de hibridación, trascienden su propia naturaleza, revelándose con una mirada fresca.
En su proceso creativo, emplea figuras retóricas visuales como la metáfora y la analogía, creando un juego de lenguaje enigmático que sugiere sin desvelar, permitiendo múltiples interpretaciones. Sus obras visuales despiertan curiosidad y buscan sorprender al espectador, incitándolo a resolver el enigma a través de un espíritu lúdico.
El arte de Maite se encuentra en la frontera. Con un enfoque figurativo, se sitúa en la intersección entre poesía visual, diseño gráfico e ilustración. Siguiendo la consigna de “menos es más”, depura la imagen, buscando la síntesis y destacando lo esencial. El resultado son imágenes significativamente contundentes y seductoras.
En la gestación de su obra, Maset se inspira en los dadaístas como John Heartfield y los surrealistas como Meret Oppenheim o René Magritte. Su obra recuerda la actitud transgresora de los poemas visuales del polifacético Joan Brossa y participa estéticamente en la poética visual y gráfica del creador Isidro Ferrer.
Desde una profunda indignación, aborda aspectos de la realidad, como injusticias estructurales, problemáticas sociales, ambientales y económicas. En nuestro mundo feliz, emergen las caras contemporáneas de la violencia: indolencia, alienación, materialismo, patologías y adicciones. No es tiempo de silencio, a través de un mensaje humanista e inspirada por diseñadoras actuales de carácter combativo como Luba Lukova y Teresa Sdralevich, le atrae el activismo visual, las imágenes que denuncian. Friedrich Nietzsche decía que «el arte existe para que la realidad no nos destruya». Esta frase resalta la capacidad del arte para ofrecer refugio y resistencia frente a las adversidades de la vida, algo que transmite con acierto la obra de Maite Maset.
Los poemas visuales de Maite en el programa de RTVE La Aventura del Saber. Mayo de 2024.