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Leonor Benito de la Lastra

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No quiero explicar mi trabajo, más bien exponerlo.

La fotografía forma parte de mi vida, es mi vida. Siempre miro en relación conmigo misma. Nada viene de fuera. Si toda fotografía es una escritura, mi trabajo es, simplemente, un acto de resistencia. Un acto íntimo. La soledad es el estado indispensable del fotógrafo. Ese trabajo solitario me descubre. Yo fotografío en nombre propio, en entornos próximos. Desde ahí se disponen los hilos comunicantes que dialogan con el mundo y es allí donde puede rastrearse la huella de los viejos problemas.

Actúo desde el propio cuerpo y desde un espacio físico, el laboratorio. Acotado lugar de observación, oscuro y fantasmal, gabinete de artista que me predispone en manos de mí misma para hallar una mirada más profunda de lo real o, al menos, otra mirada. Mi soledad, mi cuerpo, dotados de una resonancia física, mi campo expandido.

Es este acto performativo en y desde el laboratorio un contra-tiempo, una desintonía con lo que es la marcha general de las cosas, pues requiere manipulación lenta y reflexiva de la obra antes de ser integrada en el circuito de comunicación. La fotografía analógica es el medio, de alguna manera nostálgico, pero cargado de energía altamente contaminante.

 

Concibo mi obra como ruptura desde la perspectiva exclusiva de objetivos definidos, de resultados que se suceden de forma obvia, mimética.

Practico una fotografía intermitente, dispersa, multiforme. Confecciono imágenes a veces disímiles para conformar relaciones nuevas a través de actos de resignificación (de mis propias fotografías fallidas, descartadas o rescatadas), fragmentación y yuxtaposición. Así parece construirse una especie de organismo donde se disponen capas fotográficas, nunca aisladas, siempre en movimiento, interactuando permanentemente. Colección de imágenes que a su vez pueden ser montadas y desmontadas infinitamente configurando un (aparente) caos: atlas desplegado. Como un continuo acto de escritura y re-escritura. Solo un espacio común, el blanco y negro, y una multiplicidad de narrativas, es decir, lecturas.

 

Pero mi trabajo es esencialmente alquímico y necesariamente heterodoxo. En el laboratorio tiene lugar un proceso regresivo, de retorno a los orígenes. Tratamientos químicos en constante experimentación junto a todo tipo de alteraciones sobre el papel fotosensible. Intervención de carácter plástica: subversión de las técnicas del revelado, velados, quemados de luz, barridos, superposiciones, rasgados; intromisiones extrañas, usurpación de márgenes, soportes antiguos… Un trabajo absolutamente contaminado y multiforme, disperso, disolutivo, abocado a la incertidumbre visual.

 

Son estas prácticas de representación lo que me lleva a crear piezas únicas, originales, difícilmente reproducibles. Una obra tangible, material y, me gustaría creer, dotada de aura.

 

 

www.leonorbenitodelalastra.com

Las obras de Leonor en el programa de RTVE La Aventura del Saber. Mayo de 2024.

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