Julio Antonio Blasco (Sr.López)
Licenciado en Bellas Artes, ilustrador, diseñador y editor con larga trayectoria en el mundo de la imagen.
Siempre que viajo a través de una hoja en blanco me dejo llevar por el trabajo, el mero hecho de imaginar cosas vistas, vividas o escuchadas.
Los esbozos suelen quedar atrapados en pequeños fragmentos de páginas, en líneas poco perfiladas o dibujos llenos de miedo que después de un tiempo, serán revisados o no, retocados o no. La premisa más importante a la hora de trabajar, de dibujar, de plasmar, ha de ser la frescura y la sinceridad en la línea, en lo espontáneo y en el sentimiento más cercano a la piel.
Los esbozos quedan en la memoria, en los retazos de libreta, en los trabajos realizados. Cada uno de estos trabajos contiene un pequeño diario que se puede leer entre líneas, los sentimientos que me asistieron cuando fue creado, las experiencias personales en ese momento, los colores de esos días y aquellas cosas materiales que cayeron en mis manos durante aquel tiempo.
Cuando creo, me digo a mí mismo que debo dejar la mente limpia y vacía. Se trata de volver a ser un niño sin prejuicios, sin temores, sobre todo sin temores. De ahí proviene la magia de los cuadernos de trabajo: libros que jamás han de ver la luz, que nunca serán profanados por ojos ajenos o por manos extrañas. Los cuadernos de trabajo están llenos de confesiones, de apuntes, de vergüenzas y desvergüenzas, privadas, obscenas, diabólicas o sencillamente tiernas. Son apuntes de los viajes por la intimidad de uno mismo. Estos cuadernos son la memoria de mi tiempo, de mis días, libros que visito continuamente y me ayudan a recordar, a trabajar, a revisar mi evolución tanto personal como estilística. Estos apuntes son mi apoyo, fuente de nuevos trabajos y de nuevas ideas.
Los cuadernos de trabajo sacian mi necesidad de resultados, me permiten crear de manera casi inmediata, respondiendo a mi frecuente impaciencia. Los bocetos del cuaderno me permiten imaginar el trabajo acabado, aunque a veces, la prisa es tan abrumadora que el propio esbozo es la obra terminada, es la ilustración que aparecerá en la publicación, lo cual llena de frescura e inmediatez el trabajo final. El cuaderno de trabajo va tomando forma con el tiempo convirtiéndose en un objeto de gran valor, algo imprescindible y que casi nadie conoce, un pequeño rosario de imágenes y de sentimientos, de apuntes y de líneas robadas a poemas, libros o canciones. El cuaderno de trabajo es testigo mudo de mis aciertos y de mis errores, de mis triunfos y mis caídas, es un fiel compañero en mi viaje.
http://www.julioantonioblascolopez.com/
INTRODUCCIÓN PARA EL LIBRO “VIAJES Y OTROS APUNTES” DE JULIO ANTONIO BLASCO, EDITORIAL SÍMIENTES EDITORES
LA RECETA ORIGINAL
‘Más vale una imagen que 1000 palabras’, sentenció alguien en alguna ocasión, y nadie se lo discutió. La sentencia se convirtió en una frase para la historia, en un axioma irrebatible, ¿o tal vez no? Quizás la fórmula matemática que se esconde detrás de esta frase tan arraigada en el acerbo popular no sea exacta. Quizás. Tal vez sólo se trate una hipótesis que no encuentra correspondencia con el caso que nos ocupa ahora. Tal vez. Y no estamos hablando por hablar, como tampoco escribimos por escribir. Nos hemos documentado. Hemos consultado un manual matemático de gran fiabilidad, y allá por el décimo tercer capítulo, hemos hallado la receta primigenia a partir de la cual se cocinó la máxima con que hemos dado inicio a esta introducción:
I= (DE + SP +IS) x PDNEP1.
(Explicamos la fórmula matemática:
I= Imagen; DE= deseos evocados; SP= sensaciones provocadas; IS= ideas sugeridas; PDNEP= palabras dibujadas que no pueden ser expresadas mediante palabras).
Hemos hallado la receta original, decíamos, y con riguroso método científico la hemos aplicado a estos ‘Viajes y otros apuntes’ que, por cortesía del Sr. López, han llegado hasta nuestras manos. Dicho de otro modo: hemos calculado y traducido a números la capacidad expresiva de cada imagen creada y recopilada por Julio Antonio Blasco para esta obra.
¿Será 1342 la solución? ¿4387, tal vez? ¡Qué nervios! Pues no nos pongamos nerviosos. Tranquilicémonos y no queramos saber antes de tiempo el resultado de la operación; no sin antes haber analizado y explicado la función y el valor de cada uno de los factores implicados en ella.
Antes de nada, definamos ‘capacidad expresiva de la imagen’. ¿Y eso qué es? Pues eso es su potencialidad narrativa (sí, sí, las imágenes narran y, como tal, pueden ser leídas), su capacidad para evocar, provocar y sugerir. En definitiva, su capacidad para narrar evocando, provocando y sugiriendo. ¿Goza de esa cualidad cada imagen nacida de la mano del Sr. López? ¿Nacen las imágenes de su cabeza? ¿Nacen de su corazón? ¿Nacen de sus tripas? ¿Cada globo, cada corazón, cada árbol, cada bigote o cada sombrero, esconden una historia? ¿La esconden o la manifiestan? ¿La manifiestan o la sugieren? ¿La sugieren o la evocan? ¿La evocan o la provocan? ¿Qué es lo que tratábamos de medir al inicio de este párrafo? ¡Ah, sí!, la capacidad expresiva de las imágenes que dan forma a esta obra. ¿Ya lo tienes claro? Nosotros sí.
Pasemos ahora al primer factor que compone la dichosa fórmula matemática: número de ‘deseos evocados’ (DE). Te invitamos a dar un paseo por el libro ¿Ya estás de vuelta? ¿Has conseguido cerrar la boca? ¿Has deseado que sucediera…? No nos digas qué, guárdatelo para ti. ¿No tienes bolsillos suficientes? A nosotros nos sale un número similar.
Factor número dos: ‘sensaciones provocadas’ (SP). Si la imagen narra, posiblemente sea una buena imagen; si la narración provoca, seguramente se trate de una buena narración; y si el producto de lo provocado son sensaciones, entonces… entonces estamos hablando de imágenes sensacionales. Vaya usted haciendo la cuenta. Si no te basta con los dedos, solicita ayuda a la ‘cabeza pensante’.
Factor número tres: ‘ideas sugeridas’ (IS). Se puede pensar al derecho y también al revés, de izquierda a derecha, entre dos y entre tres, se puede pensar con las orejas y también con los pies. Sin canon alguno que abonar, sin peaje ni dopaje, el autor permite que te adueñes de cada idea que te sugieran sus imágenes. Son todas tuyas. ¿Cuántas sumas?
Habiendo resuelto la incógnita contenida en el paréntesis, damos paso ahora a la multiplicación, el momento en el cual el artista arriesga hasta el último de sus pinceles para realizar un excepcional cuádruple salto mortal. ¿Cuál? ‘Dibujar palabras que no pueden ser expresadas mediante palabras’. Redoble de tambores. El Sr. López suda y vuelve a sudar. Y también nosotros, críticos e introductores, sudamos y temblamos pues nos corresponde mojarnos, dar nuestra opinión. Pero somos tímidos y vergonzosos, nos aterroriza enfrentarnos al artista. Así, pues, realizamos diversas anotaciones al final del libro, y huimos.
Al Sr. López le flaquean las piernas mientras se acerca a la obra que tan amable y confiadamente nos ha cedido.
Le tintinean los anillos pues bien sabe que, en ocasiones, también nosotros mordemos. Se asegura de que ya no estamos. Apenas percibe el rastro de combustible quemado, dejado por nuestro coche mientras nos alejamos.
Sus anillos continúan tintineando al abrir el libro de par en par. Repasa cada hoja, ojea, busca anotaciones… y, por fin, las encuentra. Lee frases inconexas,
ininteligibles a veces: ‘sobresaliente uso de la metáfora visual’. El Sr. López sonríe aliviado. Pero eso no es todo. ‘Metáforas que dan un giro de 360o para dejar de ser metáforas y aludir directamente a la realidad representada; palabras dibujadas para expresar aquello que no puede ser formulado mediante la palabra’. Y entonces el Sr. López sonríe por segunda vez, y se sonroja. Y vuelve a sonreír, y ya van tres.
Y ahora, regresemos a la receta, a la fórmula. Volvamos a la operación, resolvamos la multiplicación, aclaremos el misterio.
I= (DE + SP +IS) x PDNEP
‘Más vale una imagen que 1000 palabras’, sentenció alguien en alguna ocasión, y nadie se lo discutió. La sentencia se convirtió en una frase para la historia, en un axioma irrebatible. Quizás, a estas alturas, todavía alguien espera ansioso los resultados de nuestra operación. Casi 1000 palabras hemos escrito para introducir estos maravillosos ‘Viajes y otros apuntes’. Permitidnos no dar más cifras, y soñemos con que, al igual que Julio, nosotros también somos capaces de sugerir y provocar.
Txabi Arnal Gil