Anoche tuve un sueño.

Y soñé con barquitos de papel en mares atrapados, de inclinados horizontes .

Pude verlos sobre el agua, pude verlos sumergidos, pude verlos en el aire. Ingrávidos.

Soñé con tenedores y cucharas como cuerpos desnudos, sensuales, retorcidos.

Con lágrimas de miel, hojas de otoño a la plancha, pastelillos de estropajo…

Luego desperté, y aturdido por semejante maraña de excentricidades cogí lápiz y papel y dibujé.

Dibujé cucharas derramadas como agua transparente, pequeños y pacíficos clips convertidos en valientes guerreros, racimos de uvas sin uvas, lentas tortugas adelantándose  a sí mismas…

Y volví a despertar.           ¿Qué me estaba pasando? 

La vida es sueño, decía Calderón. Una ilusión, una sombra, una ficción…

De pronto pude ver una escalera zigzagueante ascendiendo hasta el cielo, una muñeca nerviosa porque ha perdido su cabeza, un cinturón apenado por culpa de la dieta, unas manos inhumanas pero amigas.

Dos tazas de café unidas, inseparables, para adictos solitarios ávidos de compañía…

Tazas que no uso, porque es cuando estoy sólo cuando dudo si vivo o duermo, si es sueño o realidad aquello que veo.

 

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Las obras de Juan de Villalba en el programa de RTVE La Aventura del Saber 14 de Marzo de 2019