José Conceptes
Como los dedos al piano de su paisano el músico Carles Santos, Jose Conceptes con su ojo y su cámara nos descubre por qué a la ciudad de ambos la llaman “Vinaròs trosset de cel”. Un trozo de cielo bajo la cálida luz que baña el Mediterráneo.
El autor, tras varios años de experimentación y de exposiciones en diversos espacios artísticos, nacionales e internacionales durante los cuales ha ido desarrollando un lenguaje propio, se despoja en esta serie de fotografías de todos los cánones para crear nuevas arquitecturas, incorporando nuevas dosis de ambigüedad, mediante unas líneas limpias a modo de alambres o líneas sutiles que forman la realidad de estos cuerpos inertes y que nos hablan de lo aéreo, lo estable y lo físico.
Abstracciones perfectamente organizadas donde una ley lo organiza todo.
Es como un laberinto por donde discurre un intrincado mundo de líneas, cubos y círculos no figurativos que conforman espacios enigmáticos donde no se sabe bien dónde está el principio y el fin.
Jose Conceptes se interesa por lo que se ve, pero también por lo que no se ve, o por aquello que el ojo no le presta la atención debida. Otorga la importancia a lo que muchas veces pasa desapercibido.
Nuevas formas en aspectos banales. Un juego con los volúmenes, las sombras y las texturas, entendidas como huellas del paisaje o de las creaciones del hombre.
Sus instantáneas están alejadas de las representaciones concretas, lo cual le permite crear y plasmar a través del objetivo su propia arquitectura, independientemente del espacio real captado.
La serie de las líneas, los espacios formados por cuadraturas, la lineatura abigarrada de una estética no figurativa en la cual no aparecen elementos ajenos ni naturales, y que con todo ello se afana en buscar misterios insondables en una arquitectura espacial y sobre todo sensorial.
Formas arquitectónicas firmes en el espacio, donde el tiempo se detiene para mostrarnos unas estructuras atemporales pero llenas de una vida actual y en muchos casos de movimiento.
Porque la fotografía es eso, la captación del tiempo en movimiento y su detención en un momento determinado para su eternidad. Jose juega con el espacio y la arquitectura hasta conseguir estructuras silenciosas, intemporales, reducidas a su estructura más básica y elemental, susceptibles de crear nuevos significados metafóricos y artísticos.
“La doble mirada: arquitecturas del vacío”
En esta serie de fotografías, Jose Conceptes, manifiesta su gusto por un orden formal, el carácter neto de los trazos, el juego de luces y sombras y una adecuada coordinación de todos los elementos que participan en las composiciones de sus tomas. La organización estricta del espacio y las sutilezas de aquellos elementos rectos, donde la curva es casi inexistente, son otra de las características de la obra fotográfica de Jose Conceptes. Una fotografía en blanco y negro, donde la seguridad con pleno deleite del “paisajear” urbano se plasma en las construcciones entendidas como un producto de la imaginación y de su técnica. Sus obras generan cierto desconcierto porque se presentan como acabadas pero en cambio, como imágenes con un referente externo real, aparecen como un todo inacabado, en continuo cambio. Esa es la doble mirada o interpretación, la que encontramos como típica o turística y la de las zonas menos conocidas de la “Gran Manzana” neoyorquina. Sus imágenes parecen mezclar ambas realidades, destacando la limpia y magnífica donde el espectador y la imagen, libre de dramatismo, le impulsa a preguntarse por la verdad de lo que ve, la verdad de esta composición fotográfica carente de todo elemento anexo a la misma. No hay nada de artificio, lo que hay es lo “real” que se ve pese a la apariencia urbana. Detalles de una arquitectura en la que el artista juega con el espacio y el tamaño, quizás contrastando o proponiendo viejos edificios como escala hasta convertir aquellos en los verdaderos protagonistas. De su obra destacan las formas geométricas, carentes de temporalidad, que se aplican a la representación de un vacío extensivo al espacio que llenan y que alguno podría llamar “eternidad”. Una ciudad moderna, racional, y organizada para la vida económica en la que sus elementos fotografiados hacen de puente entre la realidad y lo que capta el espectador. No son sorpresas sino realidades a la medida del espacio… son contrastes minimales donde la tridimensionalidad se obvia para generar un espacio original mediante el uso de la luz que irradia la quietud, y es ahí donde surge la vida. Minimalismo y conceptualidad son dos conceptos que se hacen presentes en su trabajo, la belleza del orden geométrico. Son fotografías sin la importancia artística que representa su frialdad apartada de toda presencia humana. Eso que sin embargo se trasforma en arte por su voluntarioso engrandecimiento. A primera vista son los edificios y sus escenografías pero con su técnica y su visión logra que nos parezcan otra cosa, con lo que su significado habitual queda abierto a interpretaciones personales, a concebir estos espacios como espejo y metáfora de la vida actual moderna, provocando en si misma la desazón, el frio y la desolación escénica.