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Jordi Pol

JORDI POL

Querido Jordi, compañero. Tengo sobre mi mesa la colección de fotos cuyo final feliz será un libro titulado BellaDona. Supongo que, como a todo el mundo -y me refiero a la gente que “mira”-, las buenas fotos me hacen sentir cosas (las fotos torpes sólo la urgencia de una papelera lo más cercana posible), emoción y un poquito de envidia sana, porque me gustaría haber estado presente con la cámara pegada al ojo, la luz a mi favor y los dioses en actitud benevolente. Algunas de tus fotos las hubiera hecho mías. Y encima me han entrado unas ganas compulsivas de agarrar los trastos y salir a la calle de cacería. Tú sabes a lo que me refiero, gato callejero, a patear la ciudad buscando el momento preciso en el lugar adecuado, eso que nos hace dueños del tiempo, que lo hacemos nuestro con alegría o con rabia, con tristeza, melancolía o exaltación, poseerlo para compartirlo, congelar la vida y la historia para contarla a los demás y a nosotros mismos. Eso es difícil de explicar; y difícil de entender por quienes nunca han poseído esa fiebre, esa bendita enfermedad a cuyo genérico llaman fotografía. Advierto que te acercas mucho a la gente, que trabajas pegado al tema como una paparra a su perro, no hay fotos “robadas” con astutos teleobjetivos y versátiles zooms, sólo tu Leica con un honesto 35 y, como lujo, un 21 mm. A Català Roca siempre le habían dado mucha risa los fotógrafos cargados como burros. Sólo paciencia, y la habilidad de saber mimetizarse en el paisaje, hacerse transparente, uno más entre la gente, el paseante anónimo. Y eso no se inventa y difícilmente se aprende, porque es un don. Has elegido el tema de la mujer, resbaladizo tema donde los haya, ya que es un saco sin fondo en el que cabe de todo, mayormente la misoginia agazapada, la burla disfrazada, las frustraciones torpemente maquilladas de sucedáneos de arte, y otros etcéteras más sucios y humillantes a los que las mujeres debemos enfrentarnos cada día. Pero tus fotos, Jordi, son un ejemplo en el tratamiento del tema, sin que por ello hayas trapicheado con la realidad, porque no has hecho concesiones a la galería. Yo creo que a ti las mujeres te gustan de verdad. Ha caído mucha agua desde aquel año 1969 en el que te dieron el premio Ramón Dimas por un espléndido reportaje aparecido en la revista Destino; luego inexorablemente la mili, que como a tantos de tu generación, te dejó descolocado, desarbolado y vacío, hasta encontrar una salida con la publicidad, que te llenó la olla pero no te hizo feliz. Yo te conocí ya en el 90, dirigiendo el Espai Català Roca, donde administrando unos presupuestos de risa ( o de pena, según se mire) lograste aglutinar en su diminuta sala de exposiciones a lo mejorcito de la profesión barcelonesa, mezclando a los clásicos con las jóvenes promesas de la fotografía. Pasaron Català Roca, Centelles, Pomés, Miserachs, Maspons, Alguersuari y yo misma. Nos facilitaste a todos una tribuna pública desde la que pudimos manifestarnos, expresarnos y comunicarnos sin partidismos, modas y ortodoxias serviles. Gracias. Una nueva generación de fotógrafos han aprendido de ti. Les has enseñado a entender la luz, pero también a buscarse el corazón. Bienvenido a la banda de los gatos callejeros. Nos volvemos a encontrar buscando tesoros en la basura de un container, entre el tumulto, tras las esquinas, o reflejados en los escaparates de una ciudad cualquiera…

Colita

2001

 

La obra de Jordi Pol está donada al Arxiu de Fotografía de Barcelona. Unas 20.000 fotografías de las cuales él es el autor, fechadas entre 1967 y 2014. El fondo recopila imágenes de mercados, fiestas, conciertos, publicidad, exposiciones, personajes y la vida cotidiana de los barrios de Barcelona.

 

www.boekvisual.com/jordi-pol

Las fotografías de Jordi Pol en el programa de RTVE La Aventura del Saber. Noviembre 2022.

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