Joaquín Gómez
Montijo (Badajoz) 1951.
La poesía como resultado de un pensamiento en constante flujo, como un mundo de posibilidades donde es “posible hablar con otro lenguaje” y aún tener sentido. Donde la reflexión es la obra misma y donde el autor solo juega el papel de presentador, combinando objetos para despertar una cadena asociativa, capaces de provocar diversos procesos mentales, sin límites, con la seguridad de que objetos fuera de su contexto tienen un nuevo sentido.
El propósito de la poesía experimental no es proporcionar una experiencia estética, sino hacer que algo suceda porque el elemento estético puede ser parte de ello pero no el propósito principal.
Su intención es la de transformar un acontecimiento simple en otro repleto de sugerencias con la complicidad de los lectores, estimulados a pensar, imaginar y a aportar. Y donde el impacto del poema procede de la habilidad de provocar un significado, no de poseer un significado intrínseco.
El significado debe estar en la propia mente, no en la obra, porque la obra puede o no tener ningún significado.
Sí es importante la de provocar, la de originar una respuesta porque es algo inherente a la obra y es una experiencia compartida porque origina pensamientos distintos, dependiendo del espectador/lector, donde el azar es importante, la indeterminación como modo de hacernos desaparecer nuestros gustos, nuestras apetencias.
Decía Joseph Kosusth que las obras de arte contemporáneas tienen un carácter lingüístico en el sentido que son una exploración de los límites del lenguaje y su capacidad de apertura, es decir, de la capacidad de liberar nuevos significados.
Las obras de Joaquín Gómez en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Marzo 2018.