Antonio Gómez
Cuestionarme los medios de expresión, no asimilar lo establecido, no plantearme un proceso formal y lineal, me lleva a desarrollar nuevas prácticas, estilos y técnicas donde con conceptos alternativos a lo tradicional y académico, pretendo conseguir interconexiones encaminadas a mostrar argumentos con valores autónomos y propios. Todo sin restar importancia a la tradición.
Antonio Gómez en La Aventura del Saber, "Creadores".
La Mirada como Idioma. Artículo de Antonio Gómez en la web del Instituto Cervantes. 2008.
PDF Archivos de una cultura poético-visual. Andrea Rodríguez de la Flor y Ben Clark. 2008.
Entrevista en Industrias Mikuerpo a Antonio Gómez. Septiembre de 2009.
Entrevista a Antonio Gómez por Juan Domingo Fernández. Mayo de 2010.
De Joan Brossa a Antonio Gómez. Por Eulalia Luna Tortonda. 2010.
Antonio Gómez, un poema en la mirada (2). Indiecolors. Junio de 2013.
La poesía objetual de Antonio Gómez. Por Felipe Muriel Durán. Marzo de 2014.
La obra de Antonio Gómez en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Marzo de 2014.
Antonio Gómez, un poema en la mirada (3). Indiecolors. Julio de 2014.
Por Fernando Sabido Sánchez. 16 de Febrero de 2015.
Seis poemas de Antonio Gómez. Tam-Tam Press. 20 de Marzo de 2016.
Poesía Visual La experimentación del lenguaje. Bitácora de Vuelos. 31 de Julio de 2016.
PDF de Antonio Gómez en la revista crítica de arte y pensamiento YOUKALI. Octubre de 2018.
Las revistas ensambladas, una respuesta. Más Antonio Gómez. Jaén Edita. Mayo de 2019.
Vídeo La Tierra tiene Sed de Antonio en LA BOLSA.
Los collages de Antonio Gómez en la web de RTVE, La Aventura del Saber. Octubre de 2021.
I ENCUENTRO DE POESÍA VISUAL. Peñarroya-Pueblonuevo. Antonio Gómez y Pere Sousa. Octubre de 2006
Los poemas visuales de Antonio Gómez en el blog de Boek Visual, 23 de enero de 2009.
Entrevista a Antonio en La Temperatura de las Palabras. 23 de Abril de 2014.
Antonio Gómez. “Discurso sin norma. Las revistas experimentales” V ENCUENTRO DE POESÍA VISUAL de Peñarroya-Pueblonuevo. Octubre de 2014.
No soy de un pueblo de bueyes. 2010
Videopoema de Antonio Gómez sobre las declaraciones de Ana Botella sobre el matrimonio de homosexuales. Editado por Rodolfo Franco en 2008.
Tú también puedes golpearme. Julio de 2010.
La realidad haciendo estragos. 10X10+1.acción! - DVD del libro (Antonio Gómez). 2013.
Homenaje a Yoko Ono. 25 de Julio de 2013.
La Tierra tiene sed. 2009.
Anarquía azucarada. Canac (Compañía de Arte Nuevo). 2010.
Las monedas del tren. Canac (Compañía de Arte Nuevo). 2010.
Conmemoración. Canac (Compañía de Arte Nuevo). 2010.
Antonio Gómez en La Aventura del Saber.
DEL LENGUAJE VISUAL AL LIBRO-OBJETO
por Antonio Gómez
Un acercamiento analítico a la naturaleza conduce siempre a un proceso reflexivo que a su vez necesita de variadas estructuras para que el fenómeno creativo se vea definitivamente materializado. Federico García Lorca, dijo: "Ningún ciego de nacimiento puede ser poeta plástico de imágenes objetivas, porque no tiene idea de las proporciones de la naturaleza. El ciego esta mejor en el campo de la luz mítica, exento de los objetos reales y traspasado de largas brisas de sabiduría. Todas las imágenes se abren, pues, en el campo visual." De los demás seres vivos, entre otras muchas cosas nos distingue el lenguaje y nuestra capacidad de comunicación. Pero considerar al hombre como único productor de signos, no deja de ser una equivocación, el hombre aunque a veces realmente sea creador, es un signo más entre los signos.
En nuestra relación con todo lo que nos rodea, nos encontramos inmersos en una serie de lenguajes autónomos que poco a poco van siendo descubiertos y traducidos por nuestros sentidos. Los lenguajes tradicionales, por la cotidianidad de su utilización son lenguajes intencionados y sus funciones se limitan primordialmente a transmitir conocimientos, ideas, sentimientos, etc.
Nada descubro admitiendo que los distintos lenguajes con que la sociedad actual nos bombardea, facilitan el conocimiento y dan forma a nuestra opinión sobre todo lo que nos rodea. Reconozco que la peculiar visión a la que estos lenguajes nos ha abocado, nos obliga a que desarrollemos nuevos esquemas durante su utilización o bien cuando nos propongamos su lectura.
La difusión que del lenguaje visual se esta haciendo en estas dos últimas décadas hace que se nos presente como un lenguaje novedoso. Lo cierto es que su origen remonta a culturas anteriores a la nuestra y que estudiosos del tema ya se han encargado, acertadamente, de enlazar con el siglo XX las manifestaciones visuales de culturas primitivas cuyos signos de comunicación fueron jeroglíficos, caracteres aztecas, cuneiformes, orientales, arábigos,... etc.
Aún teniendo tan ricos e interesantes antecedentes la gran mayoría de autores ha llegado a esta practica de una manera autónoma y personal y ha sido una vez introducido cuando ha descubierto a sus precursores.
Las características que definen el lenguaje visual son la conjunción perfecta de elementos visuales y el uso de símbolos de distintos códigos de comunicación, teniendo en cuenta y asignándole un valor al soporte donde se realiza la obra.
Si intentamos buscar un lenguaje visual a nuestra literatura, demostrar su nulidad en este campo nos resultaría demasiado fácil. Nuestros textos son unívocos, en ellos no intervienen más elementos que los puramente basados y fundamentados en la linealidad del clásico discurso. Están herméticamente cerrados a los "lenguajes sin lengua".
El escritor se enfrenta ante un folio en blanco. En el escribe. Se contenta mediante signos establecidos en transmitir intenciones particulares o realidades muy concretas y en algunos casos sus emociones. Olvida frecuentemente, que las letras, palabras, frases, son elementos aislados dentro del texto, olvida el equilibrio, la armonía, las proporciones, la perspectiva y presta solamente atención a las leyes secuenciales del lenguaje. Utiliza el alfabeto sin buscar nuevas relaciones con él. Pero una comunicación fundamentada en la integración de varios lenguajes, capaz de utilizar creativamente los medios de expresión que nuestra poca ofrece, nos hace prescindir de los esquemas que veníamos asumiendo por tradición.
La discursividad y monotonía se van desechando y el conocimiento de nuevas técnicas comunicativas, los dispares materiales empleados y la integración como una parte importante, en algunas obras secundaria y en la mayoría imprescindible y esencial, de otras manifestaciones artísticas como la fotografía, pintura, música o diseño, hacen que nuestras nuevas palabras, nuestras nuevas imágenes adquieran una carga de ambigüedad que aunque puedan ser discutidas por sus contrastes o por sus espectaculares avances, reflejan una coherente asimilación de principios que sin duda incitará directamente la curiosidad del receptor.
Es evidente que un pensamiento solamente puede manifestarse a través de un lenguaje. Este lenguaje solo puede ser verbal o de signos. Si llamamos lenguaje verbal al discurso organizado a base de signos unívocos con significación preestablecida y fijada de antemano y lenguaje de signos o símbolos al discurso que emplea signos ambiguos de significado vago y cambiante. Vemos que mientras uno es concreto como sus conceptos, el otro es abstracto y su intencionalidad es la de sugerir, moviéndose para ello a nivel de la sensibilidad, sintetizando y clasificando una serie de percepciones y sensaciones visuales.
Pero el creador visual no rechaza el lenguaje verbal o natural. Hace de él un material más para utilizar en su trabajo. Este lenguaje que usamos a diario, es empleado dándole nuevas significaciones, aludiendo a unas cosas por medio de otras. Trucos, juegos, rodeos de lenguaje son utilizados como metáforas, transformando la información puramente semántica del lenguaje en información estética.
Los creadores visuales, toman la ambigüedad como su lenguaje natural, como el fín y el medio de su expresión. Con una gran dosis de ambigüedad hacen frente a todas las sensaciones que pasan por su pensamiento sin encontrar signos lingüísticos capaces de describirlas con la precisión deseada.
Este acercamiento acelerado al lenguaje visual, lo hago desde mi visión de poeta experimental practicante. Desde que en Mayo de 1972 publiqué en Cuenca mi primera obra visual "20 poemas experimentales" hasta hoy, he intentado hacer poesía con medios no precisamente poéticos, con conceptos mutantes y apartándome de análisis semánticos y semióticos, ajeno a definiciones y teoría que especialistas y críticos asignaban a las manifestaciones que sucesivamente irían apareciendo como últimas tendencias. Me llegaban los nombres que la poesía iba recibiendo: concreta, visual, espacial, aleatoria, evidente, fonética, letrista, gráfica, elemental, electrónica, automática, gestual, cinética, simbiótica, ideográfica, multidimensional, artificial, permutacional, encontrada, simultánea, casual, estadística, programada, cibernética, semiótica. No solo en lo poético se encuentra la poesía, lo antipoético también tiene su propia poesía. Estos nombres de acepciones de la poesía, más que movimientos, quedaron en nombres de movimientos.
Desde 1975, cada vez que me he enfrentado a una obra visual, recuerdo siempre una frase que en esa poca oí de Joan Brossa: "La vida es corta y el poema ha de ser abarcado con una sola mirada". Busco desde entonces una comunicación visual inmediata para todas mis manifestaciones poéticas.
Paso ahora a relacionar este tipo de lenguaje con los libros y para ello leer a continuación la definición que mi diccionario hace de la palabra libro: "reunión de muchas hojas de papel, vitela, etc. que se han cosido o encuadernado juntas con cubierta de papel, cartón, pergamino u otra piel, etc. y que forman un volumen." Ateniéndome a esta definición, mi diccionario se puede considerar como un libro. De el podríamos decir también que es un continente accidental de textos. En su origen los libros fueron exclusivamente continentes de textos, pero es obvio que pueden contener otros lenguajes. Además del lenguaje literario, todo sistema de signos tiene cabida dentro de la estructura de un libro.
El lenguaje visual busca dentro de estructuras (libros) nuevas fórmulas de asociación y crea con formas propias nuevos códigos de comunicación. Utiliza conjuntamente nuevos signos y símbolos, elementos fonéticos y visuales, elementos tipográficos. Valora el color y la forma, valora el signo semántico como tal signo y el espacio o soporte donde va a desarrollarse la obra, dándole a la página la categoría de espacio artístico en potencia, espacio donde se puede exhibir un trabajo. Junto al lenguaje semántico busca el estético.
Las imágenes son meras ilustraciones de textos y los distintos elementos de estas estructuras proporcionan una mayor riqueza interpretativa y de participación. Uno de estos elementos es el texto, pero no tiene porque ser el más importante. Hay ocasiones en que el lector es a su vez el nuevo creador de la obra. El lenguaje tal como se ha venido entendiendo, tiene sus limitaciones. Hay sensaciones que al intentar expresarlas, nunca quedamos satisfechos de los resultados. Estas situaciones son las que el nuevo lenguaje ayuda a resolver. Los libros que el lenguaje visual plantea, son realidades autónomas, autosuficientes y se puede considerar más internacionales que el tradicional libro escrito -muchos de ellos no necesitan ser traducidos. A éstos se les viene conociendo con el nombre de "libros-objeto".
Al hablar de libros nos encontramos con una serie de ellos ya reconocidos y aceptados popularmente. Existen libros sagrados, libros de caja, libros de oro, de ritual, de texto, de coro, de inventarios, etc., todos ellos con unos contenidos peculiares y destinados a unas funciones tan específicas como concretas. Después de la importancia que el libro-objeto ha adquirido en estos últimos diez años, viene con todo merecimiento a engrosar esa lista.
El libro tradicional dada su unidad literaria y su monotonía visual nos sugiere unos valores tranquilizadores y unitarios. Transforma inevitablemente los textos creados por escritores en justificaciones culturales del lector y aunque a veces, editor o autor pretendan seleccionar los medios de propaganda y difusión de sus libros, terminan siendo un producto de consumo ofrecidos camufladamente como instrumentos de información para adquirir una mayor experiencia. El libro se convierte en nuestro cómplice. Nos lleva hasta cambios de opinión y a nuevas actitudes en el desarrollo de nuestro acontecer diario. El libro transforma nuestra vida.
Al margen ya de contenidos, un libro, un continente de lenguajes, es un objeto con un peso y unas medidas que nos dan un volumen en el espacio. Sería una torpeza pretender aplicar el mismo baremo, utilizar una misma escala a la hora de valorar los méritos de un libro y los méritos del texto que ese ejemplar contiene. Pero sería una torpeza también ignorar que los libros como objetos que son, con su propia realidad exterior están sujetos a unas condiciones de percepción que proporcionan nuevas maneras de comunicar. Estos libros, vistos como objetos autónomos en el espacio ofrecen al lector-espectador, nuevas alternativas y con ellas están potenciando las posibilidades de comunicación de todos los géneros literarios y de cualquier otro sistema de signos o símbolos.
Los escritores no escriben libros, está muy claro que lo que ellos hacen es escribir textos. Si asumimos esto y que información no es necesariamente comunicación, estamos en disposición de poder interpretar fácilmente nuevos códigos de lectura. En este tipo de publicaciones nada tiene consistencia aisladamente, la estructura del libro considerado como libro objeto, la forman la suma de todos sus elementos y el mensaje final que oferta al lector es el libro en sí, el libro en su totalidad. Ante todo, un libro-objeto no es un mero soporte de palabras, es más bien una secuencia de espacios desarrollados en cualquier lenguaje escrito y en cualquier sistema de signos. El lenguaje literario es el menos empleado en estos libros.
El creador de libros-objeto, hace libros, utiliza eficientemente las posibilidades espaciales de la página, explota su potencialidad táctil y propone formas, medidas y colores adecuados. Es el único responsable de que el libro alcance a ser un hecho real. Las medidas, la forma, los colores y los materiales empleados nos proporcionan una experiencia visual, táctil y hasta olorosa, pudiendo darse el caso de ser más importante y enriquecedora que el propio contenido ofrecido por el texto.
Las editoriales del sector libro, que por norma se someten a la poética del bestseller, condenan a este tipo de publicaciones al cajón del olvido dejándolos fuera de sus proyectos. Son libros de difícil ejecución, caros y minoritarios y salvo alguna pequeña editorial marginal, la mayor producción son autoediciones de muy corta tirada y realizados con técnicas totalmente manuales. Han sido los propios creadores, quienes a base de presentaciones y muestras han formado un público incondicional y cada día más numeroso.
Hasta aquí mi comentario, quizás elemental y rápido pero como introducción espero que suficiente. Quisiera aclarar que el haber expuesto estas notas, no supone aceptar esto y negar todo lo demás. Todo lo demás me ha hecho llegar a esto y esto valora y utiliza a todo lo demás.
(Revista Vórtice, Argentina)